Al carajo con la senda marcada.
Pero no fui capaz, asumo mi cobardía.
Hoy sentí cierta vergüenza: estoy en un lugar fijo, sin poder.
Hoy me dio vergüenza estar en un lugar sintiéndome presa,
sin estar presa con las rejas, como le pasa a Milagro.
Esta vergüenza me pertenece: al menos es algo mío.
Algo que me pertenece, sin ninguna duda.
El movimiento pasa por la imagen. El camino fue muy corto,
hacia la Escuela, unas horas. Repartimos mercadería.
A regañadientes de algunas colegas que pensaban,
tristemente, que "la gente es mala y no merece".
Esta vergüenza es mía. No sé si puedo compartirla con aquella gente egoísta.
Hay vergüenzas que pueden sentirse y otras que...
"mejor no hablar de ciertas cosas".
La cámara captura una imagen amable, es una planta roja.
Como mi bandera y mi vergüenza.
"Banderas rojas, banderas negras"... Qué más da lo que yo sienta.
Afuera hay gente con hambre. Y lo que es peor, mucha gente sin esperanza.
Por eso, levanto la cámara y miro: la planta sigue allí. Cumple.
¿Ama la vida? Solo existe, vive.
Eso es todo.